-Mira-dijo Kenzi sentándose en el polvoriento sofá, haciendo que este soltara una nube de polvo-
-¿Qué?-dije tomando el sobre que ella me tendió-
Lo abrí curiosa y saqué una pequeña tarjetita de presentación. En ella ponía;
¿A perdido algo muy valioso para usted?
¡Contacte con nosotras!
____(tn) & Kenzi, investigadoras.
077-435-569.
-¿Esto que es Kenzi?-dije apartando la mirada de la tarjetita y mirando sus ojos fijamente-
-Nuestro nuevo trabajo-dijo sin más- con tus poderes y mi inteligencia, ¡nos haremos de oro!
-Es estúpido-dije en un suspiro- nadie llamará.
Y de repente, el móvil de Kenzi empezó a sonar. Genial. La ley de Morfeo. ¿Era la ley de Morfeo? ''Si puedes quedar mal delante de tu amiga, quedarás mal'', y si no es así, es así, porque lo digo yo. Kenzi me miró sonriendo cínicamente y atendió la llamada. Atenta a sus palabras y movimientos presté atención a lo que decía.
-¿Diga?-dijo con una media sonrisa mirando hacia sus piernas- si, aquí es. Claro que sí, señora... señora Adams, dígame donde podemos quedar para hablar mejor, ajá, si, genial, nos vemos allí- y colgó-
-¡Ahora quien tiene la razón, eh!-dijo con una voz cantarina mientras despeinaba mi cabello-
-Tú, Kenzi, tú-dije rodando los ojos y dándole la razón como a los tontos, esta chica es increíble- ¿dónde hemos quedado?
-Dentro de media hora en la cafetería K2-dijo mientras revisaba su teléfono-
-Bien. Vamos yendo, hasta allí tenemos un largo paseo-dije poniéndome de pie y comenzando a caminar hacia la puerta-
Salimos de casa, una al lado de otra. En silencio y observando las grises calles de Londres. La gente con prisa y los pitidos de los coches. Varias miradas se posaban en nosotras, y me llamó en especial una de un muchacho. Atractivo y misterioso. El muchacho se encendió un cigarro, mientras me aguantaba la mirada, apoyado en una de las paredes y con una mano en el bolsillo, me sonrió coqueto. No le devolví la sonrisa. Simplemente, seguí aguantándole la mirada. Le pasamos de largo, y Kenzi se me quedó mirando sorprendida.
-Ese pivon te acaba de sonreír-dijo gesticulando exageradamente con sus brazos- ¡y ni siquiera has alargado tus labios!
-No lo conozco, Kenzi-dije seria, mirando por donde iba-
-Podrías conocerle-dijo parándose en seco- espera aquí, ahora vuelvo.
Salió andando a toda prisa hacia el chico. No me puedo creer lo que va ha hacer. ¡Esta chica es tonta! Al llegar al sitio donde estaba el muchacho, empezó ha hablar animadamente, el chico tenía una sonrisa preciosa y ¿para que mentir? Era mucho más que atractivo.
A los minutos, volvió corriendo hacia el lugar en el que estaba y me tendió un papelito, lo cogí con cara de oler a mierda y lo abrí.
-Se llama Zayn, Zayn Malik-dijo empezando ha andar rápido- quiere que lo llames esta noche. Vas a follar.
-¡Kenzi!-grité escandalizada-
-No me jodas que eres virgen-dijo volviéndose a parar en seco y tapándose las manos-
-¡No!-volví a gritar-
-Entonces, no hay problema-retomó de nuevo el camino tranquila conmigo a su lado-
-No lo conozco-dije sin más-
-¡Pues puedes conocerle a él y a su pene!-chilló con voz de cansada- de verdad, le pones ''peros'' a todo.
Suspiré sin decir nada. No iba ha abrirme de piernas al primero que pasara. Eso lo tenía muy claro. Pero Zayn... Dios. Mierda.
-Kenzi-empecé ha hablar- no puedo, aun que quisiera.
-¿Por qué?-preguntó curiosa-
-Como decirlo...-dije en un pequeño susurro- cuando... me excito, no sé controlar mis poderes.
-Eso si es un problema-dijo mientras se tocaba la barbilla- nadie quiere que lo conviertas en helado de pene.
Rodé los ojos. Si quería tener sexo, debía de ser con un ''fae''. Que hace poco que descubrí que soy una fae, pero bueno. Mierda. Mierda.
-Puede que lo sea-dijo Kenzi-
-No creo, no tiene pinta.
-No juzgues un libro por su portada-dijo seria. Sabias palabras las de Kenzi, tenía razón, lo llamaré, y quien sabe, si no se puede, siempre puede haber una bonita amistad, o no...-
En la acera de en frente divisé un cartel luminoso con el nombre de 'K2'. Toqué a Kenzi en el hombro, giró la cabeza en un rápido movimiento y divisó la cafetería. Cruzamos corriendo y nos adentramos en este. Al entrar un olor a tabaco y garrafon revolvió mi estomago. Dimos los dos primeros pasos y enseguida una señora de unos cincuenta años se acercó corriendo, era bajita y regordeta, con un moño despeinado y algunas canas por los lados. Llevaba unas pequeñas gafas de leer y parecía algo desesperada.
-Vosotras sois ____(tn) y Kenzi, ¿no?-dijo la mujer tomándonos por las muñecas y arrastrándonos hasta una mesa-
Nos sentamos en unas butacas rojas, Kenzi y yo delante de la señora, la cual no dejaba de peinarse y repeinarse su pelo.
-Os haré un breve resumen-dijo rebuscando en su bolso de piel color marrón- aquí está-susurró y nos entregó un folio-
-Se busca-
Caroline Adams. Diecinueve años. Rubia de ojos marrones.
Hace seis meses que no se sabe de ella, la última vez que
la vieron fue en el campus de la Universidad Bloomsbury.
Por favor, para más información, llamen al
098-763-876.
[Foto de dicha chica en cuestión]
-Necesito vuestra ayuda-suplicó la mujer- estoy desesperada, ya no sé que más hacer.
-Aceptamos el caso-dijo Kenzi observado el folio de la muchacha- mañana mismo comenzamos a investigar.