miércoles, 26 de marzo de 2014

Capítulo 2: Frozen acquaintances.

____(tn). 

La música resonaba en mis tímpanos. La gente pegada y sudada se rozaban mientras bailaban. A lo lejos vi una muchacha rubia de pelo corto seduciendo a un hombre bastante mayor, me fije en la mano de la muchacha y estaba recorriendo el pantalón del hombre en busca de el bolsillo. Una ladrona. Intenté salir de la muchedumbre que me abrumaba y salí a zancadas del lugar. 
Salí por la puerta trasera, la que daba a un callejón oscuro y lleno de cubos de basura. Escuché unos quejidos a mis espaldas. Era la muchacha rubia, el hombre la estaba obligando a hacerle algo no muy agradable. 

-Eh-grité a la par que me acercaba a ellos- 

Aparté a la muchacha y esta cayó de culo al mojado suelo por la lluvia. Agarré al hombre de la nuca violentamente y suspiré en su cara congelando así ésta. Cayó al suelo como un pesado saco de ropa. Me di la vuelta sin apenas mirar a la muchacha y seguí mi camino. 

-No irás a dejarme aquí...-dijo una voz femenina apagada- 

Suspiré pesadamente y la recargué en mi hombro, ésta se dejó como si fuera una muñeca de trapo y me encaminé a toda prisa hacia una casa abandonada donde vivía. 
Llegué a la casa y la tumbé sobre un sofá polvoriento y cubierto con una blanca sábana. 
Subí escaleras arriba hacia una cama que había podido reconstruir y me tiré sobre ella y dormí plácidamente esperando al día siguiente. 

-¿Dónde cojones estoy?-me despertó un gritito agudo de la parte de abajo de la casa- 

Me levanté rápida y bajé con sosiego. La muchacha tenía la peluca por el suelo, y su cabello era negro intenso con un par de mechas rubias que caían por toda su cabeza, tenía los ojos azules y una nariz respingona. 

-¿Dónde estoy?-dijo con desesperación- ¿quién eres? 
-Soy ___(tn)-dije tranquila mientras me sentaba en el sofá- y estás en mi casa. 
-¿Cómo he llegado aquí?-dijo la muchacha mientras se paseaba por la sala- 
-Un viejo parece que no quería hacer cosas buenas contigo, ladrona-dije borde y seca- 
-Eh-dijo la muchacha ofendida- no soy una ladrona, intento sobrevivir-posó su mirada en el fondo de la habitación- ya lo recuerdo... ¡tú hiciste algo! le helaste la cabeza-gritó de repente- oh, cielos-se apartó aun más de mi en un saltito- me vas a matar. 
-Cálmate-dije mientras la miraba con soberbia- no te pienso matar, ladrona. 
-Me llamo Kenzi, no ladrona-dijo agobiada- ¿qué coño eres? 
-Soy cyrokinetika. 
-¿Y eso qué es?-dijo curiosa- 

Levanté mi mano izquierda y toqué un pequeño charco de agua que se encontraba a centímetros del sofá, de mi mano salió unos pequeños copos de nieve y helaron el agua. 

-La madre que me parió-dijo Kenzi sin apartar la mirada del charco- ¿qué más puedes hacer? 
-Varias cosas más-dije sin darle importancia- ahora ya te puedes ir. 
-Pero...-dijo con una voz entristecida- ¡podríamos formar un equipo!, necesitarás un agente para organizarte todo. 
-Yo voy sola, Kenzi-dije en un largo suspiro-
-Venga, podría servir-dijo haciendo pucheros-
-No quiero que me robes-dije irónica y retorcida- 
-Me ofendes-suspiró con resignación- oh, por favor, las dos estamos solas y podría ser genial. 
-Me lo pensaré-dije divertida- 

Kenzi se sentó a mi lado con una sonrisa esplendida, aun que no lo sabía la muchacha no tendría más de veintidós y parecía que había estado bastante tiempo perdida por las calles y sola, vestía oscura y algo punky, era una mezcla entre gótica y punky. 
La muchacha hacia gestos que demostraban que estaba algo nerviosa, creo que aun teme que le haga algo, y por favor, no me interesa, parece buena chica. 

Una fuerte patada en la puerta seguidos por fuertes pasos se adentran dentro de la morada. Kenzi da un salto y se levanta después de mi y nos miramos las dos a la vez, temerosas. 
Dos hombros vestidos de negro, altos y muy fornidos me agarran a la fuerza y me llevan lejos de Kenzi. 

-¡___(tn)!-escuché gritar a la muchacha- 

Me ataron de manos y pies y me vendaron los ojos. Sentí como abrían una puerta de un vehículo y me tiraban de mala manera dentro de éste. 
Los hombres susurraban algo que no lograba escuchar con nitidez. Pararon de golpe y salieron rápido del coche agarrándome de los hombros de mala manera. Me obligaron a caminar y cuando ya teníamos unos metros recorridos, me sacaron las vendas. 

-¿Es ella?-dijo un hombre de pelo castaño, con algo de entradas y ojos verde intenso, era alto, e iba vestido completamente de negro- 
-Sí, señor-dijo uno de los hombres que me tenía agarrada fuertemente de las muñecas- 
-Soy Des Styles-dijo el hombre de pelo castaño- jefe del clan Kyo. 
-¿Y a mi eso me importa?-dije mirándole con cara de asco- 
-Debería querida-dijo el hombre con soberbia- debería. 

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